Se afirmaba que la educación primaria dependía de la “felicidad o ruina de la República”.
“un magisterio tan sagrado” era “nobilísimo” e imprescindible para la sociedad: “vosotros sois legisladores, los jueces y gobernantes del inmenso y precioso pueblo de los niños”.
Los maestros se quejaban de la falta de un ingreso adecuado, de falta de reconocimiento por parte del Estado y falta de respeto de parte de los niños y de sus padres.
No todos los pagos eran puntuales.
· “Ordinariamente pagaban con repugnancia la escuela” y “tienen al maestro en la expectativa de que se trasladen a otra escuela sin pagarle como regularmente acontece”.
· Las dificultades en el pago de la renta, del alimento de sus familias y el cuidado de su salud eran parte de la vida diaria de la mayoría de los preceptores
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